Y puedo ser un ciego y
caminar descalzo;
que un millón de brasas lastimen mis pasos pero nunca tú, no me faltes tú. Cómo quisiera pedirle a la madrugada que mañana será triste que no te vayas, que hay un lugar en la vida de esta mujer buena, que tan sólo tú has podido llenar a pleno. Cómo quisiera vestirme de valentía y que no fuera en mi rostro tan evidente y no confesarle a diario a mi confidente que te quiero más a ti que a mi propia vida. Cómo quisiera con mi canto deslumbrarte, y esta canción los oídos acostumbrarte; y hablar con Dios frente a frente, para tenerte por todas mis noches buenas para quererte. Renacería por ti todas mis mañanas; por tí todas mis angustias olvidaría, y gastaría contigo aquellas monedas que desde niño he guardado en una alcancía. Hice de tus oídos mi mejor canción
y haré de tus pasos diarios mi maduraciónpara que te sientas siempre mi hombre y sientas mi amor corriendo por tu piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario